Por: Manuel Abarca
ChatGPT, el nuevo chatbot basado en inteligencia artificial, se ha vuelto tan popular como controversial. Mientras ha experimentado un aumento meteórico de usuarios, fuertes críticas han aparecido desde diversos sectores.
Desde el punto de vista de competencia, surge algunas preguntas: ¿Compiten los chatbots con buscadores? Más aún, ¿Puede ChatGPT desafiar la dominancia de Google en el mercado de resultados de búsqueda?
Desde el punto de vista de la demanda, ChatGPT se basa en un modelo de pregunta-respuesta única. Sin embargo, su principal limitación consiste en los riesgos de resultados con información falsa, sin poder comprobar su veracidad. Por su parte, los buscadores arrojan distintos resultados que remiten a otras páginas web, ya sea orgánicos o pagados. Esta diferencia implicaría que los productos ofrecidos por cada uno son distintos entre sí.
Viéndolo desde la oferta, los modelos de negocios serían distintos. Por una parte, el modelo de ChatGPT consistirá prontamente en un modelo freemium (gratuito, pero optando a una versión pagada mejorada). En cambio, Google, al igual que la mayoría de los buscadores, se monetiza vía avisos personalizados en los resultados de búsqueda, lo que permite su gratuidad. En principio, un chatbot como ChatGPT no podría ser monetizado de la misma manera que un buscador.
En este contexto, ha ocurrido un fenómeno interesante: los chatbots están integrándose a buscadores. En el caso de la nueva versión de Bing (buscador de Microsoft), este incluye un nuevo chatbot de los creadores de ChatGPT. Ante esto, Google ya se encuentra desarrollando Bard, su propio chatbot.
Como puede apreciarse, podría decirse que chatbots y buscadores serían parte de mercados distintos. Las diferencias entre uno y otro harían dudosa la existencia de fuerte presión competitiva y, en general, de una temprana consolidación en el mercado por parte de los chatbots. Sin embargo, su integración con buscadores podría atenuar este límite. Desde la perspectiva de la demanda, el chatbot actuaría como un insumo del buscador, combinando el modelo pregunta-respuesta con resultados de búsqueda tradicionales. Desde el punto de vista de la oferta, el chatbot podría sumarse al modelo de negocios de plataformas, monetizándose mediante publicidad personalizada o la prestación de servicios en un mercado conexo.
Con todo, en este supuesto no es claro todavía que la entrada de ChatGPT ataque la dominancia de Google. De acuerdo con la demanda del Departamento de Justicia de EE. UU, Google tendría una participación de 88%. Al mismo tiempo, una de las principales barreras de entrada a este mercado consiste en la escala de usuarios necesaria para que el buscador sea eficiente, tanto para obtener resultados de búsqueda como para su monetización. En este sentido, todo el ecosistema de apps de Google le ha permitido obtener una escala que no sería fácilmente replicable por competidores.
En suma, la competencia entre ChatGPT y Google debe verse en distintas perspectivas. Por un lado, el chatbot, por sí solo, tendría diferencias importantes con un buscador tradicional, por lo podría decirse que correrían en cuerdas separadas. Sin embargo, ambos integrados sí podrían ejercer cierta presión competitiva, dada la similitud del resultado final que otorgan al usuario. Sin embargo, todavía no es claro que la entrada de ChatGPT desafíe la dominancia de Google.
Artículo publicado en El Mercurio Estado Diario